Según la tradición, la Iglesia de San Salvador fue mandada edificar en los fines del siglo XVI por el Arzobispo de Braga Don Pedro de Castro, también conocido por Fray Agostinho de Jesus, siendo posteriormente integrado en el dominio del convento benedictino de Vitorino das Donas.
La estructura primitiva fue bastante alterada en el siglo XVIII, en una campaña de obras que le ha confirió la fachada de gusto barroco, llena de motivos decorativos contracurvados, donde se destaca la torre del campanario que ocupa casi el mismo volumen que el cuerpo de la iglesia.
El interior presenta una original división de espacio, con una nave central y una nave lateral a la derecha, separadas por arcos de vuelta perfecta asentadas sobre columnas con vestigios de pintura de motivos de brutesco.