En la obra protobarroca y barroca de la iglesia de SanVicente intervinieron algunos de los más prestigiosos arquitectos de la ciudad de Braga que, a lo largo de diversas generaciones, han contribuido no solamente para la concreción del edificio, pero también para el riesgo de los retablos y del órgano. De este modo, trabajando en San Vicente está Manuel Fernandes da Silva, André Soares y Carlos Amarante, tres nombres de gran importancia en el cuadro de desarrollo de la nueva Bracara Augusta, bajo la égida de los arzobispos Don Rodrigo de Moura Teles y Don Gaspar de Bragança. La propia iglesia, localizada en una zona alejada al centro histórico, contribuye decisivamente para el desarrollo del área a su alrededor, funcionando como polo urbanístico en torno del cual se estructuró parte de la ciudad (FERNANDES, 1989, p. 97).
Sin embargo, la historia de esta iglesia es bastante anterior, y parece haber noticia de un templo primitivo, por lo menos, desde el siglo VII, como el ejemplo de la lápida funeraria de una época visigótica (era del Señor de 618), que se guarda en la sacristía, que es considerada una contribución inestimable.
Una otra lápida, en la fachada principal hace referencia a, por lo menos, tres campañas de obras en este local. De esta forma, en 656, fue edificada la primera iglesia, remodelada en 1565, y nuevamente reformada en 1691. Data de esta última intervención el templo que actualmente conocemos.