El Tesoro-Museo de la Catedral de Braga está instalada, desde su fundación, en 1930, en la antigua Casa del Cabildo. Reabrió al público el 30 de marzo de 2007, después del fin de las obras de recalificación y ampliación del edificio e de la renovación de su exposición permanente. Esta renovación fue probablemente una de las operaciones más radicales que el Tesoro-Museo llevó a cabo en toda su Historia.
La Exposición Permanente, “Raíces de la Eternidad. Jesucristo - Una Iglesia”, dedicada al arte sacro, permite, a través de los diferentes núcleos, visitar la vida de Jesucristo y la Historia de la Iglesia en Braga. Esta es contada por referencia a algunos arzobispos, desde el siglo V hasta el siglo XX. Esta lección de Historia y Arte se completa con una visita a las salas de joyería y ornamentos.
El Tesoro-Museo es el hogar de tesoros notables. Tiene algunas de las piezas más importantes para contar la Historia del país, incluso cuando aún no éramos una nación. Algunas de sus piezas más emblemáticas son la tumba paleocristiana (siglo. V-VI), el Cofre de Marfil (de 1004-1008), o el Cáliz y la Patena de San Giraldo (siglo XI)). Pero también otras son identificadas como lo que está mejor conservado en sus colecciones, como la escultura de la Virgen de la Leche (1515), el órgano Portátil (1685) o la Mitra e los Guantes del Arzobispo Don Gonçalo Pereira (1326-1348). Este último conjunto es considerado único dentro del contexto de la vestición religiosa existente en Portugal. Algunas piezas son auténticos descubrimientos, como los zapatos litúrgicos del arzobispo Rodrigo de Moura Teles (1704-1728), o el asterisco, pieza muy original, pero con una función muy práctica: mantener la hostia sobre la patena.