Braga es una de las ciudades portuguesas más antiguas y una de las ciudades cristianas más antiguas del mundo; fundada en la época romana como Bracara Augusta, cuenta con más de 2000 años de Historia como ciudad.
Al largo de los siglos han surgido algunas Leyendas, Cuentos y Mitos relacionados con la Ciudad. Aquí puede consultar la explicación de algunas de ellas.
Eres de Braga, has dejado la puerta abierta...
A menudo oímos decir "Eres de Braga, has dejado la puerta abierta", asociando a los ciudadanos de Braga la circunstancia de olvidaren las puertas completamente abiertas. Existen algunas versiones que justifican este dito. La más conocida relata que los ciudadanos de Braga fueran los primeros que dejaran las puertas de las murallas abiertas.
A principios del siglo XVI, el Arzobispo Don Diogo de Sousa decidió abrir una nova porta en la muralla, aún hoy conocida como “Porta Nova” (la nueva puerta). Su finalidad sería completar la calle del Souto (“rua do Souto”), abriendo una calle nueva (“rua Nova”) y creando una galería comercial al final de la calle y una puerta para acceder à zona allá de las murallas. Pero ya no había guerras y ya que la ciudad se había extendido más allá de las murallas, él no instaló ninguna puerta en madera. Como las otras siete puertas aún eran cerradas al final del día, esto era una excepción en aquella época. Desde entonces, se dice que los ciudadanos de Braga son conocidos por dejar la puerta abierta... lo que todavía estaba sujeto a prejuicios. No se sabía cuándo podría surgir una horda de castellanos de sorpresa.
La otra hipótesis, más plausible para mí, dice que en la región del Miño hay un gran espíritu de comunidad entre los vecinos, y todo el mundo se conoce y sabe la vida del otro. Así, sus habitantes no se molestaban en cerrar las puertas de la casa. Así, los vecinos se sentían en casa y entraban y salían cuando querían. Aún hoy esto sucede en algunas tierras del Miño, entonces creo que es lo más probable. Los ciudadanos de Braga de las generaciones más recientes tenían la costumbre de dejar la puerta abierta todavía.
